En el contexto de la salud mental, los datos del informe “El Estado Mental del Mundo en 2024” muestran los efectos que tienen las redes sociales en los jóvenes de 18 y 24 años. En promedio en la región, el 44% de los jóvenes experimentan con frecuencia sentimientos de tristeza, angustia o desesperanza.
Según el reporte, las generaciones más jóvenes, a comparación de las generaciones mayores, presentan más problemas relacionados con la salud mental y la estabilidad emocional. Más de un tercio de los adultos jóvenes de 18 a 34 años presentan síntomas que incluyen pensamientos no deseados, extraños y obsesivos, y también una sensación de distanciamiento de la realidad.
Vivimos en un mundo en el que la digitalización y el uso de redes sociales es el día a día de los jóvenes en el país y el mundo. El uso de redes es una práctica que comienza, hoy en día, a muy temprana edad. Se sabe que el uso de estos dispositivos y plataformas es inevitable en el crecimiento de los jóvenes, pero ¿Cuáles son las consecuencias del uso de redes sociales en los jóvenes?, y ¿Que deberían hacer los padres y cuál es su rol en el desarrollo de una práctica saludable para los hijos en redes sociales?.
Factores determinantes en la salud mental
Según la Dra. Marisol Zuleta, psicóloga especializada en familia, explica que el problema de la relación poco saludable entre las redes sociales y los adolescentes se empieza a forjar a muy temprana edad y puede responder a situaciones familiares. De tal manera que si en un hogar no hay comunicación, si en la familia hay descuido y no hay interés. los jóvenes van a ser muy propensos a caer en esta tendencia porque va a ser un espacio donde, por lo menos, hay interés y atención.
Las generaciones más jóvenes viven en contextos de lazos familiares más débiles, menos amistades cercanas con las que se pueda contar en la vida real. Y es importante tener saber como detectar estos casos.
Conductas de riesgo
“Yo creo que la señal más importante es el aislamiento, cuando no hay comunicación, cuando se encierran en el dormitorio, o cuando simplemente en una reunión están, digamos, ensimismados en el teléfono y no hay posibilidad de sacarlos de ese enganche Hoy en día eso es muy preocupante porque se ha llegado a límites que son una adicción”
Este comportamiento, comúnmente normalizado como parte del estilo de vida digital actual, puede ser una manifestación de un problema más profundo: la dependencia tecnológica. Según el especialista, lo preocupante no es solo el tiempo de exposición a las pantallas, sino el efecto que tiene en la capacidad de los jóvenes para relacionarse, expresar emociones o simplemente estar presentes en espacios sociales.
Partiendo de esta problemática explica también el determinante que condiciona a estos comportamientos en los jóvenes: “Si hay una comunicación eficiente, realmente intencional, y un tiempo de calidad para los hijos adolescentes, eso es maravilloso. Eso hace la diferencia entre una familia funcional y una disfuncional”.
Las buenas prácticas
Un estudio del 2018 mostró que el tiempo frente a una pantalla se relaciona con sentimientos de tristeza y consideraciones suicidas, mientras que los contactos personales, el uso de prensa escrita, los deportes y la asistencia a servicios religiosos disminuyen las posibilidades de depresión.
Un posible motivo de estos efectos es el desplazamiento de actividades más sanas, como los contactos personales o la actividad física, que se deriva del tiempo dedicado a redes sociales.
“Yo creo que la mejor respuesta que puedo darle a los adolescentes es el deporte.
Creo que el deporte en la adolescencia juega un rol preponderante. Quien practica un deporte —cualquiera que sea— tiene espacios donde está oxigenando su cuerpo, está desarrollando una habilidad y un talento, y está en contacto con otros jóvenes al aire libre, en espacios saludables. Y eso autorregula sus tiempos en pantalla” – explicó la Dra. al hablar sobre las prácticas que pueden hacer los jóvenes para evitar caer en esta tendencia.